Éste artículo forma parte de la nueva revista cultural de distribución gratuita De Aquí a la Luna, publicada en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas y que en el mes de julio se publica el primer número.
Se les conoce con
diversos nombres: sismos, terremotos, temblores, movimientos telúricos,
etcétera, a final de cuentas son el movimiento repentino de la corteza terrestre con diferente grado de
intensidad.
Vamos adentrarnos en
este tema explicando de manera somera la teoría de La Deriva Continental,
propuesta en 1915 por el meteorólogo alemán Alfred Wegener quién al observar
que las costas atlánticas del occidente de África y del oriente de Suramérica
coincidían como en un rompecabezas, postuló con base en cinco argumentos
(geodésicos, geofísicos, geológicos, paleontológicos y paleoclimáticos) que los
continentes se desplazan, éste fenómeno es la clave para explicar los orígenes
de los principales temblores en Chiapas.
Chiapas se localiza en la zona de mayor riesgo
sísmico a nivel nacional, debido a que en su territorio interactúan tres placas
tectónicas (la República Mexicana tiene relación con cinco placas tectónicas1):
la placa oceánica de Cocos se desplaza hacia el noreste y choca frontalmente
con las placas de Norteamérica y del Caribe generando un proceso que se conoce
con el nombre de subducción, es decir, la primera se hunde a través de la
segunda y principalmente por este motivo (no es el único pero si es el
principal, la actividad volcánica es otra fuente de origen de sismos) se
generan los sismos en el Estado.
En el Estado se localizan
dos zonas de debilidad, la primera frente a la Costa de Chiapas, en la corteza
oceánica conocida con el nombre de Fosa ó Trinchera Mesoamericana que es la
frontera entre la placa continental de Norteamérica y la placa oceánica de
Cocos. La segunda es el sistema de fallas Motagua y Cuilco-Chixoy-Polochic, las
cuales se desplazan por el sureste del Estado y marcan la separación tectónica
de la placa de Norteamérica y la del Caribe, estos dos lugares son donde en su
mayoría se originan los temblores en Chiapas.
La interacción de
estas tres placas tectónicas generó que en la zona se formaran diversas fallas
y fracturas en la superficie terrestre, la diferencia entre estas es que en la
primera existe un desplazamiento en el terreno y la segunda solamente es una
zona de debilidad sin que se presente movimiento, este fenómeno tectónico es
benéfico para la recarga de los mantos acuíferos subterráneos ya que en estos
lugares es más probable que se infiltre el agua de lluvia.
Para comprender mejor
el origen y comportamiento de un sismo se tienen que definir algunos conceptos
básicos, que son los que generalmente se leen o escuchan en los noticieros. Al
punto de origen donde se produce la liberación de energía que origina el sismo
se le conoce con el nombre de Foco ó Hipocentro, se ubica al interior de la
Tierra y al lugar situado en la superficie justo encima del foco se le llama
Epicentro. Existen dos tipos de ondas sísmicas, las que se desarrollan dentro
de la Tierra se les llama ondas de cuerpo primarias (P) y secundarias (S), son
las más rápidas; y finalmente las ondas superficiales.
Aunque se disponen
cada día de equipos con mayor sofisticación, hasta el momento no es posible
predecir el día ni la hora en que se va a presentar un sismo (por mucha
coincidencia que haya tenido el sismo del 20 de marzo pasado y el megasimulacro
estatal), lo que sí es factible es referirse a zonas que tienen mayor ó menor
riesgo sísmico con base en el historial sísmico de cada lugar.
Con fines de
regionalización, el Estado de Chiapas se divide en tres zonas de riesgo sísmico,
las cuales se describen a continuación (ver mapa 1):
Riesgo Sísmico Alto.
Se distribuye principalmente en toda la Costa de Chiapas, se contabilizan a 27
municipios con una población total de 1,121,323 habitantes que representan el
23.4% con respecto al total de población del año 2010.
Riesgo Sísmico Medio.
Localizada en la porción central del Estado, se detectan 54 municipios con 1,114, 484 personas, es
decir, el 23.2%.
Riesgo Sísmico Bajo. Cubre
la porción norte y noreste de la entidad, con 37 cabeceras municipales, o sea 2,560,773
que representan el 53.4%.
Sin el afán de ser
alarmista, no es ilógico suponer que en un futuro, cercano ó lejano, ante la
presencia de un sismo de gran magnitud cuyo hipocentro se origine en el mar, se
generen olas lo suficientemente grandes como para generar un tsunami que afecte
a la población asentada en la Costa de Chiapas y que se ubique por debajo de
una altitud de 10 metros.
Con base en
información del Servicio Sismológico Nacional, desde 1998 hasta el 12 de mayo
del presente año se tienen registrados en la entidad 4,341 sismos, de los
cuales 616 se han presentado en lo que va del presente año, con magnitudes que
oscilan entre los 3 y 6.1 grados en escala de Richter (escala logarítmica, la
magnitud de un sismo, aumenta 10 veces de un grado al que le sigue) y con profundidades entre 0 y 227 kilómetros.
Los movimientos más fuertes (6 grados) se originan en el límite de placas
Norteamericana y del Caribe (ver mapa 2).
En otras palabras con
respecto al número de sismos que se presentaron en 1998 al 2011, éstos se han
incrementado en un 6,286% y con la misma fecha inicial pero comparada con lo
que va del 2012 (al 12 de mayo) aumentaron en 2,833% (ver gráfica).
Fuente: Elaborada con
base en datos de la página del Servicio Sismológico Nacional.
Personal
gubernamental del Estado en sus diversos niveles, así como diversas
Universidades, Administraciones Públicas Federales y Estatales, con sus
respectivos investigadores no se han dormido en sus laureles y han implementado
acciones para monitorear éste y otros fenómenos naturales, como ejemplos se
tienen el Atlas de Peligros del Estado de Chiapas, la Red Sismológica del
Estado de Chiapas (RESCHIS) y el Plan Operativo de Protección Civil Por Riesgo
Sísmico. Aún con todos estos esfuerzos es recomendable que se siga fomentando
una cultura de prevención sísmica para que los habitantes sepan que hacer y
como comportarse previamente, durante y después de un evento de esta naturaleza;
de esta manera se incrementarán las probabilidades de mitigar pérdidas humanas
y materiales.