Introducción del libro Principios de Hidrogeografía, estudio del ciclo hidrológico de la Dra Laura Elena Maderey Rascón.
El agua es un elemento indispensable para el desarrollo de la vida sobre la Tierra. El hombre siempre se ha preocupado por ella para satisfacer tanto sus necesidades básicas y secundarias, como otras que se iban generando a medida que, con la evolución, sus prioridades se modificaron y vio en el agua un medio para satisfacer las demandas de consumo que crecían cada vez más, a diferencia de los recursos hidrológicos que eran permanentes. Esta situación dio lugar a la creación de la hidrología como ciencia, con objeto de estudiar el agua en sus diversos aspectos y lograr su mejor aprovechamiento.
La hidrología es una ciencia nueva que apareció como tal a fines del siglo XIX, pero sólo en su aspecto cualitativo, ya que desde el punto de vista cuantitativo se empezó a considerar a partir de la tercera década del siglo XX, cuando ya no sólo se preocupaba de las propiedades del agua, sino que trataba de medirlas y analizarlas después de reunir los datos estadísticos correspondientes; sin embargo, se podría decir que la hidrología es tan antigua como el ser humano, porque trata del aprovechamiento del agua por el hombre y para la supervivencia del mismo.
En el sentido amplio del témino, la hidrología tiene como objeto de estudio toda el agua de la Tierra, sin embargo, por razones prácticas, su campo ha sido limitado en varios aspectos. Así por ejemplo, la reserva más grande con que se cuenta es el océano, contiene la mayor parte del agua que abastece a la Tierra, y la ciencia que lo estudia es la oceanografía; ésta no está incluida en la hidrología que se enfoca sólo a los aspectos relacionados con las aguas continentales.
Los estudios del agua que se forma en el interior de la Tierra se hacen principalmente con la participación de la vulcanología y de otras ramas de la geología.
Una parte muy importante del agua, aunque pequeña en cantidad (0.001% del volumen total de agua sólida, líquida o gaseosa; Bethemont, 1980)), se presenta en la atmósfera en estado gaseoso, como constituyente de ella, o como partículas líquidas o sólidas suspendidas en ella. Del estudio de la atmósfera terrestre se ocupa principalmente la meteorología, aunque la hidrología, a su vez, se interesa esencialmente por el agua de origen atmosférico. De aquí que tenga que ver con la distribución geográfica del agua precipitada, ya sea en forma de lluvia, granizo o nieve, con las cantidades precipitadas en cada lugar, con la intensidad de la precipitación o con todo lo relacionado a las variaciones en cantidad e intensidad. También se ocupa de las fuentes de agua atmosférica, ya sea en el mar o en la tierra, y de los movimientos desde los puntos de origen a los puntos de precipitación, así como del retorno del agua a la atmósfera, es decir, por la evaporación ya sea desde el agua libre, de la superficie terrestre o por transpiración.
La hidrología se divide en dos ramas, la Hidrología de Superficie y la Hidrología Subterránea o Hidrogeología. Dentro de la Hidrología de Superficie se incluyen la Potamología (estudio de los ríos), la Limnología (estudio de los lagos) y la Criología (estudio del agua sólida en forma de nieve y hielo). Ambas ramas de la hidrología se encuentran íntimamente relacionadas.
Con respecto a la nomenclatura, se había propuesto el término de hidrología para el estudio del agua subterránea y el de hidrografía para el estudio del agua superficial. En la actualidad, al hablar de hidrología se incluye tanto al agua superficial como al agua subterránea.
De acuerdo con lo anterior, la hidrología se define como la ciencia que estudia el ciclo del agua en la naturaleza, su circulación en la superficie y en el subsuelo, considerando sus tres estados físicos: sólido, líquido y gaseoso.
La hidrología empieza a estudiar el agua cuando, por las diversas formas de precipitación, llega a la Tierra y se ocupa entonces de todo el ciclo del agua, hasta el momento en que se realiza la evaporación y el líquido vuelve a formar parte de la atmósfera, es decir, la hidrología empieza donde termina la meteorología y termina donde empieza la meteorología.
Las relaciones entre la hidrología y la geografía, en su parte física, son bastante estrechas. El campo de la geografía es muy vasto, sin embargo, atendiendo a sus principios −distribución, causalidad y relación−, se pueden establecer vínculos con las demás ciencias. Como los nombres de estos principios lo indican, el primero examina la distribución en el espacio y en el tiempo, de los hechos o fenómenos que interesen. El segundo implica el análisis de esos hechos o fenómenos en cuanto a las causas que determinan su distribución, así como las consecuencias de carácter físico, humano o económico de tal distribución. Por último, en el tercero se establecen las relaciones existentes entre los distintos hechos y fenómenos que se estudian.
En el caso de la hidrología y la geografía, los hechos y fenómenos a estudiar son, lógicamente, los hidrológicos, de los cuales se deriva la rama denominada hidrogeografía, quedando la hidrografía comprendida dentro de ella y ocupada de la descripción del recurso agua en la superficie terrestre.
En todo lugar de la superficie terrestre el agua forma parte del paisaje geográfico, ya sea en forma de ríos, lagos o glaciares, o ya como humedad superficial o agua subterránea. En esta última forma, bien sea agua de infiltración o agua presente en la zona de aereación, ese elemento influye sobre la ecología de la región y tiene esencial importancia para la vegetación y la agricultura, así como para el desarrollo de los asentamientos humanos y de la industria.
Para la hidrogeografía:
… no sólo interesa la presencia actual del agua, sino también las formas en que ha ayudado a configurar la superficie de la tierra en el curso de milenios.
Desde hace tiempo, la hidrología ha considerado el estudio de las corrientes (potamología), lagos (limnología) y glaciares (glaciología −o criología−). Desde la época en que los geocientíficos A. Penck y E. Bruckner establecieron las primeras ecuaciones del balance hídrico en Europa Central, a fines del siglo XIX (hacia la época de los trabajos de A. Vocikov), tales investigaciones han ido ganando importancia en los estudios geográficos.
El principal propósito de un geógrafo, al realizar estudios hidrológicos, es formarse una idea general de la función del agua como componente integral del conjunto ecológico. La investigación geográfica no se propone establecer leyes sobre la circulación del agua, labor de la ciencia hidráulica, pero el investigador interesado en el estudio de los fenómenos de escorrentía o en las inundaciones, erosión de suelos o corrientes lacustres, debe conocer bien algunos aspectos y resultados de las investigaciones hidráulicas. Esta concepción global no debe ser óbice para el estudio de fenómenos especiales tales como la contaminación, los cambios de temperatura y el balance hídrico de las cuencas hidrográficas.
La geografía física considera a la Tierra como el espacio en el que el hombre desarrolla sus actividades. La naturaleza define las posibilidades con que cuenta el hombre; pero, por otro lado, éste influye sobre su medio natural. Ese estudio de tal interacción es el tema central de la geografía, en el cual la hidrología representa un importante papel, como, por ejemplo, en las investigaciones sobre la influencia que el hombre ejerce sobre los procesos hidrológicos.
También son problemas que conciernen a la geografía aplicada los relativos a la planificación de canales, depósitos y sistemas de suministro de agua potable y de riego; en la solución de los mismos participan, en sus diferentes aspectos, la geografía física, la económica y la social. Por ejemplo, el establecimiento de depósitos de agua y de tipos de cultivo basados en el riego en regiones hasta entonces áridas, no sólo influye sobre el clima local y el balance hídrico de la región, sino también sobre su vegetación, fauna y estructura social.
El geógrafo depende de conocimientos y experiencias logrados en su labor práctica y también de datos suministrados por los ingenieros. Por consiguiente, no existe una línea divisoria definitiva entre la hidrología general y la hidrología geográfica (Keller, 1975).
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